Tras sufrir complicaciones neurológicas (Ictus, aneurismas, etc.) y/o
daños cerebrales irreversibles (Traumatismo craneoencefálico (TCE), o, nacer
con Parálisis cerebral, tanto nuestra vida, como la de todos aquellos que nos
rodean, cambia.
El sentido de nuestras vidas, por motivos en contra de nuestra voluntad,
se ve bruscamente modificado y nos obliga a contraer matrimonio con una bella y
posesiva dama, conocida también como, rehabilitación.
Como bien os he comentado este enlace (no deseado por ninguno) puede
llegar a ser (a mi entender, por desgracia) de por vida, pero, siempre hay
afortunados que luchando hasta la extenuación, logran divorciarse o lo que viene
a ser lo mismo, recuperarse.
Puedo asegurar en primera persona que esta situación, no es sencilla, ni
mucho menos, pero amigos, hay que ser fuertes y luchar… Si, sí, luchar y nunca
jamás mirar atrás, sabiendo que cada paso que demos hacia delante, será un
avance y todo un logro unido a la motivación y esperanza que crecerá en los
nuestros y, caray, en nosotros mismos también.
Por último, no quiero desaprovechar la ocasión para dar fuerza y ánimo a
todo aquel que se sienta hundido y desmoralizado, y decirles que cuesta, y
mucho, pero quien la sigue, la consigue.
Enrique
Martín Marín
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